Hablando con sus niños y adolescentes acerca de la muerte

Puede ser tentador querer proteger a sus niños de temas que son confusos o aterradores, pero eso puede causar más confusión y daño que bien.

La muerte es una parte natural de la vida que los niños necesitan aprender y entender, y hablar acerca del tema directa y honestamente puede ayudar a los niños a ser más resistentes (más capaces de manejar los altibajos de la vida). Diferentes culturas y religiones responden y lidian con la muerte de diferentes formas. Independientemente de sus puntos de vista y creencias personales, hay algunas cosas que usted puede hacer para preparar el camino y hablar con su hijo acerca de la muerte. Continúe leyendo para aprender consejos y así poder tener esta importante conversación con su hijo.

La muerte no es un tema fácil de entender para los niños, y puede ser aún más confuso, dependiendo de lo que el niño esté escuchando de todos los que lo rodean.

Para ayudar a su hijo a comprender mejor:

• Dígale solo lo que necesita saber cuando inicie la conversación por primera vez.

• Sea honesto. Si su hijo no cree que usted está siendo honesto, puede llenar los vacíos, ya sea con su imaginación o con la ayuda de otra persona (o en algún otro lugar).

• Utilice un lenguaje claro y concreto. Es normal querer evitar decir las palabras "muerte", "murió" o "morir" a un niño. Sin embargo, ese tipo de lenguaje claro es más fácil de entender para un niño. Decir "falleció", "fue a su lugar de descanso final" o "se fue" puede ser realmente confuso, especialmente para los niños pequeños que aún no pueden entender cuándo algo es permanente. Decir que alguien "se fue a dormir para siempre" no solo puede llevar a confusión, sino que también podría hacer que un niño tenga miedo de irse a dormir.

• Proporcione una explicación simple. Para ayudar a los niños a entender que la muerte es permanente, explíquelo en términos simples. Por ejemplo: "Cuando alguien muere, su corazón deja de latir, deja de respirar y su cuerpo deja de funcionar".

 

Si es posible, también puede ser útil tener conversaciones como esta en un lugar seguro, privado, tranquilo y silencioso con distracciones limitadas. De esa manera, su hijo puede sentirse más cómodo expresando todos y cada uno de los sentimientos y haciendo preguntas.

Una vez que usted comparta la noticia de una muerte con un niño, es importante investigar lo que sabe, o lo que tiene en mente, y permitirle hacer preguntas. A continuación, usted querrá seguir su ejemplo de una manera que sea apropiada para el desarrollo. (Por ejemplo, no le diría lo mismo a un niño pequeño que a un adolescente). Aquí hay algunas cosas que tener en cuenta, según la edad y el desarrollo de su hijo:

Niños más pequeños:

  • Puede que no entiendan que la muerte es permanente y que la persona (o animal) que murió nunca regresará.
  • Pueden hacer las mismas preguntas una y otra vez, buscando nuevas explicaciones para ayudarlos a comprender lo que sucedió y por qué.
  • Pueden llegar a conclusiones inexactas, como pensar que hicieron algo para causar la muerte, a través de sus pensamientos, palabras o acciones. Esto se llama pensamiento mágico.

 

Niños mayores y adolescentes:

  • Es más probable que entiendan que la muerte es permanente y algo que eventualmente le sucede a todos.
  • Pueden comenzar a tener preguntas más complejas o preocuparse por la muerte de otros seres queridos.
  • Pueden sentirse reacios a compartir sus sentimientos con los padres o cuidadores, sin querer preocupar a nadie. Si ese es el caso, pueden beneficiarse de hablar y obtener apoyo de otros adultos que se preocupan.

Independientemente de la edad del niño:

  • Permítale hacer preguntas y escuchar activamente qué información ya posee.
  • Trate de limitar lo que comparte, en función de lo que el niño está pidiendo. Compartir demasiado puede ser abrumador para algunos niños (especialmente los niños más pequeños).
  • Nunca obligue a un niño a hablar. Cuando un niño escucha la noticia por primera vez, es posible que no sepa qué preguntas hacer, o incluso que no esté interesado en hablar en absoluto. No hay problema con eso. Evite presionarlo y, en su lugar, hágale saber al niño que usted está disponible cuando lo necesite.

Cada niño reacciona de manera diferente al dolor. Es normal que:

  • Algunos niños experimenten inicialmente tristeza o enojo, mientras que otros no parezcan reaccionar en absoluto.
  • Sus sentimientos puedan cambiar drásticamente de un día a otro o incluso de un momento a otro.
  • Algunos niños no quieran hablar del tema al principio.

 

Es importante validar los sentimientos de un niño. Hágale saber a su niño que sus sentimientos son normales y están bien (incluso si usted no siente lo mismo), y dele la oportunidad para expresar lo que está sintiendo.

Aquí hay algunas maneras saludables para que los niños puedan expresarse:

  • Jugando
  • Siendo creativo (colorear, pintar, dibujar, actuar, etc.)
  • Escuchando música, cantando o bailando
  • Hablando con alguien en quien confían
  • Escribiendo un diario o escribiendo

Los niños naturalmente miran a los adultos para tener una idea de cómo deben pensar, sentir o reaccionar.

  • Si su niño lo ve tratando de evitar, ocultar o minimizar sus sentimientos, puede pensar que debería estar haciendo lo mismo.
  • Si su niño lo ve reconociendo y expresando sus sentimientos, le está enseñando que es normal y saludable tener y expresar emociones

 

La vida está llena de altibajos. En lugar de evitar los sentimientos por completo, usted puede usar esto como una oportunidad para enseñarle a su niño que todos tenemos sentimientos, y que está bien expresarlos. Puede ayudar a su niño a establecer una conexión entre los sentimientos y el comportamiento diciendo: "Estoy llorando porque estoy triste de no volver a ver a abuela". Esto le muestra a su niño cómo expresar sus propios sentimientos ahora y en el futuro.

Si se siente abrumado por la emoción en cualquier momento durante la conversación, está bien tomar un descanso o dejar que otro cuidador o adulto de confianza intervenga.

El que su niño asista o no a un funeral, celebración de la vida u otros rituales relacionados con la muerte, dependerá de usted y de su hijo. Siempre que sea posible, deje que su niño decida cuánto quiere participar. Si bien es importante que su hijo tenga la oportunidad de decir adiós, la forma en que elija hacerlo puede variar.

Si su niño desea participar en los eventos o reuniones, ayúdelo a prepararlo con anticipación. Permítale hacer preguntas. Hágale saber qué sucederá, cuándo sucederá y qué debe esperar.

Si su hijo decide no participar, es posible que desee ofrecerle formas adicionales de despedirse (por ejemplo, escribir una carta, hacer dibujos, etc.).

La muerte es confusa, y puede ser abrumadora para todos. Esta no es una conversación para tener una sola vez. Por doloroso o difícil que pueda ser para usted, es importante permitir que su niño hable sobre la muerte o sobre a quién perdió tanto o tan poco como quiera. A medida que su hijo crezca, es posible que tenga nuevas preguntas e inquietudes.

Está bien:

  • Ser paciente con usted mismo y con su niño.
  • Si usted no tiene todas las respuestas (¡nadie las tiene!).
  • Decir que usted no está seguro y que necesita pensar acerca de ello y luego darle una respuesta (solo asegúrese de seguir adelante).
  • Esperar hasta que usted o su niño estén listos para hacer o hablar de algo.
  • Consultar con un profesional de la salud mental con licencia.