5 frases que crean comedores quisquillosos

Han sido parte de la mesa generación tras generación… esas frases típicas que le decimos a nuestros niños a la hora de comer. “Come un poquito más”. ” Termínatelo todo”. Cuando nuestros padres las decían, sus intenciones eran buenas, pero algunas de estas frases pueden causar que tu niño ignore sus propias señales de hambre y saciedad. Peor aún, pueden causar que se vuelvan quisquillosos al comer, que coman más de la cuenta, tengan berrinches y causen otros problemas a la hora de comer.

En lugar de seguir los pasos de nuestros padres, tenemos la oportunidad de tener un impacto positivo en la relación de nuestros hijos con la comida para toda la vida. Cambia frases obsoletas por mensajes inteligentes y hábitos saludables.


Niño pequeño llorando mientras come

Cuando los padres dicen: “No comiste suficiente. Come un poquito más y puedes levantarte de la mesa”.

Los niños piensan: “Estoy lleno, pero Mamá dice que debo comer más. Le haré caso y así podré irme a jugar”. O “No quiero, ¡Voy a armar una pataleta!”

El problema: Tratar de controlar cuánto come tu niño puede ocasionar que coma de más o una lucha de poder.

Mejor intenta hacer esto: Pregúntale, “¿comiste suficiente? Recuerda que no habrá más comida hasta la hora de cenar”. Asegúrate de ofrecerle solo agua hasta su próxima comida o merienda, y aprenderá a comer lo que su cuerpo necesita.


Dos mujeres alimentando a un niño pequeño

Cuando los padres dicen: “Si te lo comes todo, puedes comer postre”.

Los niños piensan: “Estoy lleno, pero si como más, ¡puedo comer postre!”.

El problema: Por instinto, tu niño sabe cuánta comida necesita su cuerpo. Sin embargo, cuando hay un postre de por medio, ignorará esas señales de saciedad. Los postres y dulces no deben ser prohibidos, pero sí deben ser limitados a una o dos veces por semana (por ejemplo, durante fiestas de cumpleaños o luego de la cena del Domingo).

Mejor intenta hacer esto: Cuando sea la hora del postre, dale una porción a cada uno, no importa qué o cuánto haya comido tu niño del alimento balanceado que le brindaste.


Mujer y dos niños pequeños en el supermercado

Cuando los padres dicen: “Si te portas bien en la tienda, te compraré helado de camino a casa”.

Los niños piensan: “Me merezco un helado cada vez que me comporto bien en público”.

El problema: A pesar de que puede funcionar a corto plazo, estás creando un mal hábito a largo plazo que resultará muy difícil de romper. Sobornar a tu niño con postres y dulces le enseña a usar los alimentos para lidiar con sus emociones.

Mejor intenta hacer esto: Consulte nuestra sección completa sobre cómo manejar las rabietas sin comida.


Papá en la mesa con un niño pequeño

Cuando los padres dicen: “Puedes jugar con mi teléfono si comes tu brócoli”.

Los niños piensan: “Si me como esos vegetales horribles, me darán un premio… “¡Siempre deberían darme un premio cada vez que me como esos vegetales horribles!”

El problema: Recompensar a un niño con tiempo frente a las pantallas, premios, juguetes y otras cosas refuerza la idea de que los vegetales tienen mal sabor y que necesitas tener una recompensa para comerlos. Quieres que tu niño aprenda a comer vegetales porque saben bien y ayudan a su cuerpo a crecer fuerte, no porque puede ver la tele o comer un postre si lo hace.

Mejor intenta hacer esto: Busca nuestros consejos para lograr que tus niños prueben vegetales.


Mujer en la mesa con una niña pequeña

Cuando los padres dicen: “¿No quieres pollo? Te haré una quesadilla”.

Los niños piensan: “¡Súper! Mamá me hará siempre lo que yo quiera. No tengo por qué probar nada más”.

El problema: No hay razón para que le hagas una comida diferente a tu niño, y eso puede ocasionar que se vuelva un niño quisquilloso al comer.

Mejor intenta hacer esto: Haz una comida balanceada para toda la familia. Di, “Esta noche tendremos pollo para cenar. La próxima semana, podemos tener quesadillas para el almuerzo”.